lunes, 28 de marzo de 2011

Los cofrades en .... Restaurante LA RUA (Zamora)



Obligaciones adquiridas nos llevó hasta Zamora. Allí nos reunimos con los del gremio: amantes de las tradiciones cofradieras, homólogos en nuestra degeneración. Ellos, como cruz de guía, nos plantaron en el Restaurante La Rua (Rua Francos, 21) donde vimos pasar la procesión gastronómica de Zamora.

Un pulpo a feria inició la marcha, los ciriales –en forma de setas a la zamorana- nos anunciaban lo que iba a llegar: el misterio del Arroz a la Zamorana. Paso completo y sencillo como en esas tierras, sin filigranas argénteas, sin volutas barrocas, solo arroz, oreja, tajadas de cérviga y unto. Aquí se llama así, por su nombre, aquí se habla en castellano. La jofaina de Pilatos vino humeante cual pebetero hasta nuestra mesa de carga, delicias de arroz con costilla de cerdo y crujiente de oreja de porco-malco podría ser su nombre en nuestros manuales pero nosotros lo llamamos así: ARROZ A LA ZAMORANA, con la llaneza de esa tierra tan querida por esta Sociedad. Plato estrella y digno de anotarse en las primera páginas de nuestras guías.

Un Crianza de Toro, salvedad hecha en nuestro abono Ribereño, bien mereció la pena. La procesión terminó con unas cañas a la zamorana, canutillos rellenos de artesanal crema pastelera. Los licores, la calidez de la tertulia, la época y nuestro buenos amigos del Duero vuelven a recordarnos que Zamora no se ganó en una hora.

¡Ole por ellos!.

La sociedad en... DÓVER-CENTRO LEONÉS en Valladolid


Pocas son las citas de obligado cumplimiento, siempre se dejan al albur de las obligaciones pero hay una en especial donde la condición es la que se impone a la obligación: el primer viernes de marzo. Para nosotros esta fecha tiene un significado especial ya que nos solemos congregar en torno al besapié de Jesús Nazareno de Valladolid y, según nuestros estatutos, dar rendida cuenta de productos ligados como lo es la sepia que con esmero se sirve en el bar pegado a la penitencial de la calle Jesús.

Para este año y permitiéndose la licencia de la no-cuaresma en esa primera tarde marza de viernes , la sociedad se reunió en el restaurante DOVER – CENTRO LEONÉS en Valladolid. Se extendió invitación a los amigos de Las Angustias que acudieron gustosos a la llamada. La cecina –perfectamente loncheada- fue el contrapunto a la severidad del pescado en estas fechas, cecina pata negra, hoja otoñal de sabores ahumados, mojama de la Legio VII. Simple ensalada previa para dar paso al BACALAO A LA LEONESA, arca de Noé de barro que contiene la flor y nata de este Restaurante. El barco de bacalao navega sobre olas enfurecidas de burbujeante aceite con espuma de huevo escalfado, de fondo, unas patatas panaderas hace el medio adecuado para ese pescado de interior. El bacalao al modo leonés, notable y pulcro como su catedral. El capitan de la travesía: clarete de Valderas, acompañándonos en todo el recorrido, al final, se llegó a buen puerto en forma de excelente y recio orujo blanco. No podría ser de otra manera. El producto, los albores de la Cuaresma y la grata compañía. Tridente fundamental de la jornada.